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  • Ximena Suárez Aguirre

De la creación y el descanso

Para alguien que siempre tuvo la idea de que ser creativa venía de la mano con ser productiva, ver los meses pasar frente a una computadora intentando escribir y que las palabras no surgieran con facilidad, ver pasar los meses teniendo la intención de hacer cosas que para mí eran alimento a mi sentido de productividad pero no la motivación suficiente, hizo que *con dramatismo de novela* empujara a mi mente hasta el borde del colapso, pensando a todas horas que algo estaba mal en mí.

Para entender la magnitud del asunto, debo mencionar que por prácticamente 21 años de mi vida mi autovalía se basó casi por completo en lo que producía y cómo era mi desempeño al producir, hasta que gracias al confinamiento (obviamente) me vi orillada a replantearme estas creencias.

Como todxs sabemos, el confinamiento vino a sacudir muchas cosas y con ello mi concepto de valía-productividad; al principio hace un año todo iba ‘bien’, mejor de hecho, retomé con mucho entusiasmo la lectura, di paso al blog, dibujaba como hace mucho no lo hacía, cocinaba 24/7, cursos, conferencias, talleres, en fin, hacía cosas que me hacían genuinamente feliz hasta que un día así sin más… nada. No tenía nada en mi mente, y claramente fue porque estaba exhausta, pero al intentar aceptar esta idea una parte de mí invalidaba ese pensamiento, me decía que no tenía una razón suficiente para sentirme cansada, digo tengo apenas 21 años, entendible si ya viviste toda una vida, ya saben, con trabajos, familia, facturas, pero yo no tenía razones para sentirme cansada, ¿verdad? Pues déjenme decirles que sea la edad que sea hay que voltear hacia adentro.

Empecé este año creyendo que tendría la misma energía que el año pasado, pero poco a poco la presión se empezó a hacer presente mientras más cansada me sentía y a la par veía lo que todxs hacían y yo no, por sentir que me estaba quedando atrás en una carrera que yo sola creé en mi mente. Curiosamente personas que admiro y sigo en alguna red social también se sentían de esta manera, lo que me hizo sentir más comprendida, menos sola. Y entendí que, con palabras de una grande: “no por ser creativxs tenemos que estar creando siempre”.

Uno de los descubrimientos o resultados que me ha dejado terapia, estos meses de lecturas y el intentar desaprender muchas cosas, ha sido el descanso, el entender que si quiero sentirme funcional y creativa necesito darme tiempo y espacio real para mí, y más que necesitarlo o merecerlo, es algo natural que para muchxs aquí y afortunadamente tenemos como una opción para vivir. Digo afortunadamente porque caigo en cuenta de que en este momento de mi vida si quiero un día estar viendo películas, tengo la oportunidad de hacerlo, que si un fin de semana quiero no ver mi celular, puedo hacerlo. Entonces, ¿Por qué me lo negaba o por qué sentía culpa al llevarlo a cabo?

Fue tanta mi urgencia de querer solucionar lo que pasaba en mi mente lo más rápido posible que consideré comprarme cuanta cosa se atravesara en mi inicio de Instagram; pensando que ahí, en esa cajita que viniera de otro lugar, estaría mi anhelada inspiración. (Debo agradecer a mi lado libra que me hace no actuar por impulso porque no caí en esa idea, don’t worry.)



Podemos darnos cuenta que con el hecho de que de un día a otro (literal) nos vimos privadxs de los estímulos que nos facilitaban el desarrollar este lado creativo, teniendo siempre algo que ver, algo que oler o sentir, era obvio que vendría lo inevitable, que aunque personalmente pude mantener el ritmo unos meses, el agotamiento sobre todo mental iba a llegar.

Parafraseando algo que Julieta Vengas dijo es que esta cuarentena para mí ha tenido muchas cuarentenas, han habido muchas etapas en ella y esto es una prueba más de que el desaprender estas ideas de lo que es la productividad, la valía y el aporte a la sociedad, es un proceso largo porque el estar pendiente de lo que está pasando, el no desconectarte porque ‘sería irresponsable como jóvenes no interesarnos’, etc. parece ser requisito infrangible al que inconscientemente nuestra generación está acostumbrada, pero al final de cuentas es un ritmo no sostenible y de una u otra manera se nos pasa una factura, emocional, física, mental o la combinación de estas.

Sorprendentemente cuando estos sentires míos estaban en su _peak_, en el mundo empezaron a pasar muchas cosas en las que yo lo más que podía hacer era compartir la información o mínimamente estar informada, aunque genuinamente me sentía agotada también sentía la responsabilidad de hacer lo primero, así fuera poco o mucho. En estos momentos el intentar recordarme a todas horas que no puedo pretender ayudar si mis necesidades vitales no están cubiertas, y que para yo poder compartir o comunicar tengo que estar bien yo, me hacía sentir palmaditas en la espalda, porque es costumbre para la mayoría el ponernos en segundo plano, porque sino somos vistxs como personas egoístas, pero no amistades, se llama priorizar. Porque se refleja, si estamos a medias se nota.

Creo que la manera en la que personalmente puedo cuidar de mí es con empezar a recuperar los espacios o estas maneras en las que sé que estoy poniendo en orden todo para sentirme cómoda, segura y a su vez me pueden ayudar a mantenerme creativa y más tranquila, el regresar a hacerlo algo costumbre, no dividir estos espacios y hacerlo parte de mi día a día y no sólo por momentos como venía haciéndolo. Creo que es clave no saturarnos de información ni obligarnos a hacer algo sólo porque sí.

A veces hay síndrome del impostor por aquí y claro que podemos llegar a pensar que los bloqueos creativos (en todos los sentidos) son porque no somos tan creativxs, o que el bloqueo productivo es porque no somos tan productivxs y por ende tan valiosos, son ideas _capitalistas_ que tienen que ser puestas sobre la mesa en una conversación con nosotrxs mismxs para ser discutidas y replanteadas. Me parece que el desconectar un rato, el resetearnos es primordial para que podamos fluir y aceptar cuando las ideas o motivación se den y cuando no.

Varios meses me castigué por no sentirme inspirada a hacer lo que sé me hace feliz, por no dar mi 200% en la escuela (como me acostumbré) o apenas poder abrir los ojos, pero gracias a gente que empatiza, música bella, terapia y disposición mía entiendo que es vital descansar y que “tu valía no depende de tu productividad, no hay necesidad de correr.”




Sólo quiero decirles que es espero se sepan aceptades por mí, les quiero.




-Ximena Aguirre








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